viernes, 15 de febrero de 2013

#Comentario sobre Paperman

Buenos días,felíz viernes!
Nunca he escrito una crítica cinematografica pero después de ver Paperman las palabras me salen solas y tengo la necesidad de escribiros sobre este pequeño,gran corto de animación.



Hay ocasiones en las que un buen trabajo se huele de lejos y en mi opinión este es uno de esos casos. Cuando vi las primeras imágenes de este cortometraje, tuve la certeza  de que no dejaría de verlo una y otra vez me enamoraría de él en cuanto más lo viera.
No se puede decir lo mismo del protagonista de esta pequeña gran obra. Él también se enamoró a primera vista y, sin embargo, no contó con la segunda certeza. En estos tiempos tan saturados, se agradece ver de vez en cuando una pieza que toma un leve riesgo, que se distancia de las agobiantes modas transitorias dentro de nuestro mundo.
El diseño de los personajes, clásico, nos recuerda a la Disney de los años 50 y 60 pero, sin embargo, posee un aura de novedad indescriptible gracias a una animación espectacular, una fotografía preciosa que usa con sabiduría la luz y el color para transmitir emociones. Y es que lo que aquí cuentan son las emociones. La historia, adecuadamente situada en mitad del siglo XX, nos presenta una ciudad americana con todas sus gentes adormecidas por sus varios objetivos rutinarios, siempre grises y callados. Al ser en blanco y negro es mucho más difícil trasmitir las cosas pero en este corto se consigue a la perfección.


En un día casual dos jóvenes que se enamoran desde el minunto en el que cruzan su mirada y sin cruzar palabra pero ellos intentan reencontrarse, significó para mí una visión aún más amplia de lo que es, de hecho, el día a día en nuestros días, en todo el mundo.

Cada día hay un reducido grupo de personas que viven un momento mágico y especial que les cambia la vida.
 Un día, sin que puedas predecirlo o controlarlo, llegará a ti ese momento. En una sociedad que busca y anhela el control y el orden, se nos olvida que, en realidad, todos buscamos aquello que jamás podremos controlar o predecir el amor.

A ,

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